Gallardo, abrumado: noche imposible, autocritica y la apelacion a la “epica “
“Que la gente de River crea porque tiene con que creer”. El 23 de octubre de 2018, Gremio supera a River por 1 a 0, con un tanto de Michel, en la primera semifinal de lla Copa Libertadores. El conjunto de Porto Alegre era una formacion indescifrable, tacticamente casi brillante. Marcelo Gallardo, el creador de la etapa internacional millonaria mas grande de su historia, no miraba el cesped. Espiaba a las tribunas del Monumental. Y les pedia: “Crean”. En el desquite, consiguio un triunfo de leyenda, bajo la lluvia, antesala de la final mas importante de todos los tiempos. Ahora, en este instante, Gallardo esta abrumado. Sorprendido, como nunca antes. La impensada derrota por 3 a 0 ante Palmeiras -un equipo asombrosamente efectivo- le provoca desconfianza.
Horas antes, dias antes, en realidad, el Muñeco tuvo dias intensos, cambiantes. Paso de ignorar el clasico en la Bombonera a darle un valor extraordinario, que hasta parecio exagerado. No solo jugaron casi todos los titulares: en el entretiempo, ingresaron Suarez y Nacho Fernandez, los unicos que faltaban de la orquesta principal. Grito como un fanatico la reaccion y se lamento como un hincha por el empate. Parecio toda una contradiccion a las palabras entregadas publicamente luego del triunfo por 2 a 1 sobre Arsenal, por la misma Copa Diego Maradona.
“La diferencia de un partido a otro son tres dias y habra mucha carga mental. Boca va a tener un dia mas de recuperacion y eso le puede dar para apostar a jugar con todos, pero nosotros no. Yo tengo que pensar en el primer partido de Copa Libertadores. El partido de Boca es importante, pero el de Palmeiras es mas importante todavia, porque es una semifinal de Libertadores. Estamos a dos partidos de jugar una final nuevamente, algo que a nosotros nos genera muchisimo entusiasmo”.
Tanta adrenalina le habia provocado el 2-2, que hasta genero ruido mediatico la reprimenda que le dio al Sicario Rojas, desatento a la inventiva de Carlos Tevez. “Rompele el tobillo. Hacete mas duro, carajo”, fueron sus palabras en una charla tan intima como futbolera. Molesto, tuvo que aclarar algo que, tal vez, no era necesario. Pero en los tiempos de redes sociales al extremo, Gallardo mostro su enojo: “Imagino que el que habla demasiado de eso es porque nunca en su vida toco una pelota o no la agarro ni siquiera con la mano. Ese no es mi problema. El que entiende un poquito del juego sabe bien a que me referia”.
“Es una noche facil para caer en la critica, por las ventajas que dimos. Justifico la derrota por los errores cometidos. Somos un equipo que comete riesgos. Los errores los pagamos caro. No convertimos y nos convirtieron facilmente”.
El derrumbe -del equipo, primero, personal, despues, colectivo-, se sostuvo durante el segundo capitulo. El gol de Luiz Adriano ocurrio luego de otra falla de Rojas y, en ese instante, se rio de modo burlon y tomo una botella de agua mineral, para aplacar el fuego interior con un liquido cristalino. Al rato, se agarro la cabeza con la expulsion de Carrascal -una mas-, tan habil como desubicado. Un crack de bajo fondo. El 3-0, inmediatamente despues, oficio como un puñal.